La obra narra con imágenes, más que con palabras, la historia de Ermindo Peña, un obrero de origen humilde, que emprende al igual que todos sus compañeros la no sencilla labor de construir el Sistema Teleférico de Mérida
Mérida. 24 de Octubre de 2013 (VTV).- Los imponentes picos del estado Mérida, íconos representativos de la cordillera andina venezolana, son testigos de los esfuerzos que a diario emprenden hombres y mujeres que laboran con tesón y perseverancia en la construcción del sistema teleférico más alto y largo del mundo. Esta contemplación diaria, que inicia a primeras horas de la madrugada y que concluye posterior al ocaso es recogida en el documental “En lo más alto”.
La montaña merideña no es nada fácil. Esta la premisa base de la producción audiovisual presentada este jueves en el marco de la Feria Internacional de Turismo de Venezuela (Fitven) 2013, en ella la pasión y el compromiso son elevados a diario a 4 mil 978 metros de altura, tocando por un milímetro al Pico Bolívar, el más alto del territorio venezolano.
Ese ímpetu demostrado a lo largo de los minutos de la producción es el mismo que con gran compromiso, sentido de pertenencia y entrega total, fue heredado por el grupo de hombres y mujeres que una vez, en la década de los 50, quisieron convertirse en historia al construir el sistema más moderno del planeta. Hoy la realidad no es diferente, por el contrario, con el sentido de Patria dentro de cada uno de ellos, los hombres y mujeres de a pie, emprenden la tarea de construir el sistema teleférico de la ciudad de las Nieves Eternas.
“En lo más alto”, documental dirigido por Alejandro Victorero, narra con imágenes más que con palabras, la historia de vida de Ermindo Peña, un obrero de origen humilde, que tostado por las bajas temperaturas de la montaña, emprende al igual que todos sus compañeros, la jornada diaria con condiciones extremas, de gran altura, bajas temperaturas y la no sencilla labor de construir para los venezolanos y para el mundo una de las obras de la ingeniería moderna más trascendentales del siglo XXI.
¿La recompensa a tanto esfuerzo? Unas amplias montañas tupidas de frailejones amarillos, fluidas cascadas de agua cantarina y unos picos legendarios y afortunadamente nevados que les permite a estos venezolanos y extranjeros, renovar a diario las esperanzas para el emprendimiento de la gran obra que literalmente ascenderá alturas a partir de julio de 2014.
Las esperanzas reflejadas no son solo las de ellos, también lo son las de sus familiares y comunidades aledañas, quienes beneficiados con la estrategia de punto y círculo que implica el beneficio de las comunidades alrededor de la gran obra, renuevan cada minuto la ilusión de continuar construyendo el teleférico más moderno del mundo y sobretodo la sensación perenne de seguir construyendo país. JEF